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Principios Básicos para el Entrenamiento en la Escalada (y IV)

En esta, la última entrega de la serie dedicada al entrenamiento en la escalada, intentaremos describir la importancia de permanecer enfocados y dedicados a progresar. No sólo para completar ese problema o vía en particular, sino también para mantenerse abiertos a aprender, en cada movimiento, un poco más acerca de nosotros mismos.

Resulta un poco obvio afirmar que no basta considerar aquella vez que vimos a Adam Ondra llegar a la cadena de un nuevo 9a+; también hay que contar los cientos de veces que, frustrado, el checo cae en la cuerda cuando no puede completar los pasos. No obstante, muchos se enfocan sólo en chapar la cadena de un grado específico, sin necesariamente aceptar el camino que hay que recorrer para llegar a él. Esto es precisamente lo que el joven checo hace diferente: su enfoque está en comprender la escalada en su totalidad, explorando su extensa complejidad. No se trata de conseguir el grado más alto por el simple hecho de poder decir que lo ha logrado. Ondra prefiere escalar TODAS las vías de los grados superiores, antes de poner su estampa en la historia, comprendiendo así la historia y progresión de nuestro deporte.

Un día de primavera, atormentado por la ansiedad cosmopolita que produce la capital británica, me tropecé con una pared que tenía escrita una cita de Aldous Huxley: “Experiencia no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede”. En ese momento comprendí que la vida es un poco como el entrenamiento: requiere infinitas correcciones de acuerdo a nuestro propio aprendizaje. Algunas experiencias son útiles para ciertos momentos, otras servirán para los demás. Lo importante es hacer algo con las lecciones que adquirimos, buscando mejorar constantemente. Paciencia es una virtud, dicen también por allí.

Wolfgang Gullich moneandose en Camp 4. Foto: Supertopo

Wolfgang Gullich moneandose en Camp 4. Foto: Supertopo

Muchos habrán pensado si la escalada es algo que pueda tener algún uso en la vida cotidiana, además de proporcionarnos una excelente destreza para desenroscar las tapas de frascos un poco testarudos. Muchos de los escaladores de alto rendimiento, dirían algunos, son personas más bien introvertidas; viviendo en un mundo repleto de movimientos, presas, agarres y cuerdas. ¿Para qué sirven estos personajes un poco hippies además de monearse en la roca?

Los escaladores son, en su mayoría, personas que asumen riesgos medidos en una escala que se ajusta a su nivel de experiencia y agudeza mental. En algún momento escuché decir (por alguien que no escala) que subirse al tope de la roca es como un juego de póker: hay que hacer lo mejor que se puede para convencerse que tenemos una buena mano. Permanecer calmados y jugar racionalmente es parte de las áreas en común entre la escalada y el póker. Calcular y conocer a nuestro enemigo (la roca) es lo más importante antes de emprender el ascenso o poner las cartas en la mesa. Pero al final de cuentas, tanto la escalada como el póker son juegos de azar y estrategia.

Kevin Hemund y Gaz Parry discutiendo secuencias. Foto: Gaz Parry

Kevin Hemund y Gaz Parry discutiendo secuencias. Foto: Gaz Parry

La estrategia es lo que nos ayuda a mantener el enfoque, porque a pesar de tener un mapa general de lo que deseamos conseguir, podemos seguir cada paso de la lista individualmente. Durante las sesiones de entrenamiento, tanto el cuerpo como la mente deben trabajar al unísono; desempeñando cada movimiento con la mirada bien puesta en el objetivo de la sesión. Tanto para conseguir una medalla olímpica como para no matarse en la roca, es vital mantener el enfoque de lo que se está haciendo en cada momento, escuchando atentamente el feedback de nuestro desempeño.

El entrenamiento facilitará nuestro aprendizaje, particularmente de los errores. Esto nos ayudará a producir las acciones correctivas pertinentes que nos llevarán a completar el objetivo de la manera más eficiente. El entrenamiento beneficiará también a mantener la calma que nace de la experiencia. Repetir los movimientos una y otra vez, será lo que nos proporcionará destreza y agilidad cuando haga falta. Cuando hemos practicado estar colgados cientos de veces en diversos ángulos y en diferentes calidades de presas, el cuerpo y la mente se sintonizan en una memoria muscular que recluta la fuerza y los músculos necesarios para progresar.

Aprender a «leer» las secuencias de movimientos y desempeñarlos en nuestra cabeza cientos de veces, también resulta una parte crucial de nuestra estrategia en la escalada. Los mejores atletas del circuito competitivo, han pasado una buena cantidad de tiempo observándose escalar en vídeos y fotos. Prestan especial atención a nuevas secuencias de movimientos, aprendiendo de las diversas combinaciones de agarres para pies y manos. Comenzar a leer las vías (y nunca parar de hacerlo) es lo que recomiendan los profesionales, tales como el escocés Dave Macleod: «al principio tendrás que procesar la información conscientemente, pedazo por pedazo. Como cuando se aprende un idioma extranjero, al principio es necesario procesar frases palabra por palabra, comprendiendo su significado individual». Con el tiempo, la lectura de cada movimiento será un poco más natural, de manera que podamos ver la vía en la totalidad de sus partes, en el flujo de sus movimientos individuales.

Tom Randall en Life Without Parole, V4. Foto: Wild Country

Tom Randall en Life Without Parole, V4. Foto: Wild Country

“Enfocarse en el desempeño, no en el objetivo”

Durante una clase maestra que dictaron para Wild Country, Tom Randall y Pete Whittaker aseguran que haber llevado esta frase en los labios, repetida casi como un mantra, fue lo que les permitió luchar por mantenerse colgado de la Century Crack.

Antes de completar este significativo ascenso que recibió la acogida tanto del público escalador como del mainstream, el dúo Wide Boyz estuvo trabajando intensamente por dos años; antes de poder darlo todo en un sueño que comenzó impreso en una revista.

Lo que inspiró a Tom Randall a escalar la Century Crack fue un artículo publicado en la desparecida revista On The Edge (OTE para muchos), escrito por el legendario Stevie Haston. La visión de Randall fue la de convertirse en uno de los mejores escaladores offwidth en el mundo, para así atacar con confianza la más despiadada fisura conocida por los escaladores. Después de reclutar a un dedicado compañero de entrenamiento y aventuras en el joven Pete Whittaker, los Wide Boyz se dispusieron a desarrollar un proyecto de entrenamiento que les permitiera hacer su sueño realidad.

La necesidad los llevó a desarrollar herramientas para entrenar con más foco en las técnicas requeridas para escalar fisuras en offwidth. Incluso incorporaron sus rutinas con pesas libres (mancuernas) en la offwidth que construyeron específicamente para este propósito. Ciertamente como parte de su rutina de entrenamiento también escalaron la mayor cantidad de fisuras posibles en la Gran Bretaña, pero muchas más fueron las horas dedicadas al húmedo sótano empapado de sudor y aliento donde entrenaron por meses y meses sin permitir que menguara su entusiasmo.

A continuación el video de la clase maestra de Randall y Whittaker:

Como conclusión a esta serie de artículos, vale la pena destacar los puntos que consideramos más importantes de la serie:

  • Planear antes de actuar. Esbozar un plan que nos motive a completarlo.
  • Comprender nuestras fortalezas y debilidades nos ayudará a desarrollar un programa de entrenamiento que produzca resultados mesurables.
  • Enfocarse primero en mejorar la técnica: consiguiendo así la eficiencia en cada movimiento.
  • Nunca desampare, para eso están los amigos. El entrenamiento no debe ser una horrible tortura.
  • Mantenga la calma y siga entrenando.
About the author:

Juan Carlos Avendano – Corresponsal Reino Unido Sus primeros pegues en la roca los dio en la popular escuela de La Guairita en Caracas. Después de casi cinco años alejado de la roca (debido a las fiestas, los estudios, el trabajo... y otras comunes distracciones de un joven caraqueño), Juan volvió a escalar a tiempo completo una vez residenciado en Inglaterra. Desde entonces, se ha dedicado a explorar los sectores más populares de la isla Británica y del continente Europeo, fascinado por la calidad y el alto perfil de la escalada en el viejo continente. Juan es instructor y coach en el Castle Climbing Centre en Londres, donde también entrena y planea sus múltiples viajes alrededor del continente Europeo. Aunque prefiere la escalada clásica por la aventura y el terror que le producen, Juan ha superado los séptimos grados en la escalada deportiva y en el bloque. Sus lugares favoritos de escalada incluyen las enormes paredes de Terradets en Cataluña, los diversos sectores alrededor de Cala Gonone en Cerdeña, Curbar y Froggatt en Inglaterra y, por supuesto, La Guairita en Caracas. Como periodista, Juan ha escrito para la radio en Venezuela y para importantes publicaciones impresas y en línea desde 1997. También tiene un máster en Comunicación y Medios de la London School of Economics (LSE) y le gusta el diario cotorreo.

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